Mirar y Evitar
Todos los pilotos debemos estar atentos a la posibilidad de que se produzcan colisiones o acercamientos peligrosos en vuelo. Muchos de esos riesgos de colisiones e incidentes de acercamientos peligrosos en vuelo se producen volando en buenas condiciones meteorológicas, con buena visibilidad, bajo reglas VFR y en horas diurnas. También, muchos ocurren en las proximidades de un aerodrómo o aeropuerto. El concepto "mirar y evitar" requiere que toda persona que opera una aeronave realice una vigilancia contínua de su entorno de vuelo, sin importar si está utilizando reglas IFR o VFR. Esta vigilancia será más efectiva si tenemos en consideración las limitaciones del ojo humano y usando unas técnicas adecuadas de escaneo visual que ayuden a compensar dichas limitaciones. Escaneo Visual Mantener una alerta constante a todos los movimientos de tráfico dentro de nuestro campo visual requiere un escaneo periódico de todo el espacio en el exterior de nuestra aeronave. Cuanto más tiempo miremos fuera, mayor será la probabilidad de evitar potenciales riesgos de colisión. Los ojos humanos tienden a enfocar la mirada en algún punto concreto, tanto si tenemos referencias visuales próximas como si estamos en un medio sin referencias cercanas como el aire en el que nos desplazamos. Sin embargo, el ojo humano requiere de unos segundos para reenfocar cuando cambiamos la vista de un lugar en la cabina (por ejemplo, el panel de instrumentos) a otro lugar en el exterior de la cabina. Por ello, el piloto deberá realizar desplazamientos de la mirada y reenfoques a intervalos regulares para un escaneo visual efectivo. Los movimientos de los ojos deberán ser cortos, regularmente espaciados y centrados en áreas concretas y sucesivas del cielo que tenemos en nuestro campo visual. Cada movimiento no debería exceder de 10 seg. y cada área debería ser observada al menos durante 1 seg. Aunque tenemos una tendencia natural a mirar en sentido horizontal, delante y detrás, debemos realizar conscientemente también miradas en sentido vertical, arriba y abajo de nuestra aeronave. La forma más efectiva es que cada piloto cree su propio patrón de movimientos, ejecutándolo siempre en la misma forma y secuencia hasta convertirlo en un hábito, que seguro contribuirá a que sus vuelos sean más seguros.
Tengamos presente otra característica fundamental del ojo. Cada vez que fijamos la vista en un área y los ojos se enfocan, la visión periférica adquiere máxima importanci porque a través de ella detectamos el movimiento. El movimiento aparente es casi siempre la primera percepción de un riesgo de colisión y, casi seguro, el más importante porque dispara nuestra atención para realizar una maniobra evasiva si ésta fuera necesaria. Si una aeronave aparece en nuestro campo de visión y no parece tener movimiento relativo con respecto a la nuestra, es probable que vuele en una trayectoria de colisión con nosotros. Si la aeronave no muestra movimiento lateral o vertical, pero aumenta de tamaña, se requiere realizar una acción evasiva inmediata. La búsqueda visual de noche depende casi en exclusiva de la visión periférica. Para detectar objetos iluminados muy tenues, el piloto no debería mirar directamente al objeto sino escanear el área adyacente a él. Miradas cortas, de unos pocos segundos de duración, ayudarán a detectar la luz y el movimiento. Procedimientos claros Los pilotos deberíamos:
Evitar las incursiones en pista. Antes de movernos desde la zona de aparcamiento o de hangares hacia la cabecera de la pista o el área de despegue, comprobar las áreas de aproximación para identificar posibles tráficos de llegada. Durante ascensos y descensos, incluso en buenas condiciones visuales, realizar miradas a izquierda y derecha con una frecuencia tal que nos permita detectar posibles aeronaves en nuestra trayectoria. Antes de cualquier giro o maniobra, asegurarnos que el espacio hacia el que lo hagamos está despejado.
Estos son hábitos importantes para cualquier aspirante a piloto, que aumentan la seguridad, y que deberían enseñarse en las escuelas de vuelo. El gráfico adjunto muestra el tamaño aparente de un avión T-33 tal como lo veríamos en función de la distancia a la que se encuentre. La tabla situada a la izquierda muestra el tiempo que tardaría el avión en cubrir esa distancia en función de su velocidad, de 360 mph o 600 mph. La zona sombreada de esa tabla izquierda indica la zona peligrosa, en trayectoria de colisión. La tabla situada a la derecha indica los tiempos de reconocimiento y reacción nuestros; ¡hasta de 12,5 seg.! Por último, quiero destacar la importancia de entrenar estas técnicas y sería muy recomendable que las escuelas, a través de una instrucción competente, enseñaran a los alumnos-piloto el uso de estas técnicas desde los primeros momentos de la instrucción. Incidentes en pista Aunque ya hemos apuntado mínimamente en el punto anterior sobre este tema, merece la pena incidir en cómo evitar los posibles incidentes en pista. Las operaciones de taxi requieren una constante vigilancia por parte del piloto, ya que será uno de los momentos donde más aeronaves puede encontrarse. Y esto es especialmente importante durante la instrucción de vuelo. El instructor es el primer responsable de crear buenos hábitos y procedimientos en sus alumnos que mejoren la seguridad tanto en vuelo como en tierra, en el entorno del aeródromo. Y como la mayoría de nosotros operamos en aeródromos sin una torre de control, la vigilancia por parte de los pilotos es aún más necesaria. Para saber más: AC90-48C Pilot's Role in Collision Avoidance, de la FAA
Publicado
el Viernes
7 de marzo de 2014